miércoles, 21 de diciembre de 2011

Regresando al pasado

He considerado muchas veces que la vida nos provee de esas pruebas, de aquellas cosas que siempre alteran el sentido corriente de nuestras vidas, pues en algun momento uno siente de alguna forma que se escapa de todo y entra a una dimensión desconocida, y comienza a sentirse mejor, tal vez como nunca nos hemos sentido en la vida; algo asi como olvidarse de todo y vivir solo el momento que estás pasando, ¿alguna vez lo has sentido?, perdiendo el miedo a las consecuencias por hacerlo.

Pues déjame decirte que siempre he sido consecuente y reflexivo, pero contigo es diferente, sin querer me devuelvo a mis deseos, y comienzo a sentir y a revivir con un entusiasmo insólito lo que quizás hice y tuve, y no lo disfrute, porque no lo valoraba realmente, que ahora, cuando ya ha pasado lo que tenía que pasar y mis años me han cogido y sumado la edad que tengo, las valoro más que cuando lo tuve, y no sabes cómo lo disfruto. No creo que te lo puedas imaginar, el hacer cosas tan simples como ir al cine, tomarnos unas cervezas, hablar de tonterías, perdernos del tiempo y de la gente, verte como no debería verte, sentirte como no debería sentirte, desearte como no debería desearte y tenerte aquí más cerca como parte de mi vida, recordándolo todo y sintiendote, solo eso, sintiendote al tenerte… en fin todo me sabe diferente.

Siento que tengo 20 años y aunque la diferencias de nuestros años es un poco más de una década, creo que es lo suficiente para impregnarla de aromas tan reales y hacer especial -aunque sea para mi- los días que compartimos, sentir que me has vuelto a los 20 años y sumados a los que vivo, es la oportunidad de vivir al cuadrado, es la oportunidad que me da otros caminos de volver a sentir y a disfrutar todo aquello que debí disfrutarlo en su momento, de conocer nuevas sensaciones desprovistas de censura y de prejuicios internos, que son a veces más fuertes que los sociales.

Me aisló de mi vida para entregarte todo, aunque sea en un solo día, y esperar que llegue el otro como un horizonte cercano y así será durante dos meses, después de cuatro de ausencia y luego cinco de olvido, y mientras dure, durará, por los años vividos, tu sabia e ingenua lozanía, y mi imperturbable proceder.