QUERIDO ABUELO, NOS QUEDAMOS AQUÍ EN ESTE MUNDO Y TE DEDICO
ESTAS PALABRAS ESTANDO TU AQUÍ CERQUITA EN LA INMENSIDAD DEL UNIVERSO, Y
CERQUITA A LA ETERNIDAD DE NUESTRAS VIDAS.
Me niego a pensar querido viejo que ya no estarás con
nosotros, me niego a pensar que no volveremos a ver tus ojitos picaros y
serenos, escuchar tu voz, tus palabras… Te nos fuiste viejito lindo, marcando
una huella profunda en esta vida, con tu vida, que es un ejemplo para todas las generaciones de la familia,
dejando una herencia de amor y confianza, de dedicación, pero sobretodo de
esfuerzo y constancia.
Nunca olvidare tus
palabras, ni tus enseñanzas cuando me decías que viva mi vida intensamente, que
siempre este orgulloso de las metas que alcanzo, siempre y cuando haya sido conseguido a base de un esfuerzo honesto; que al igual que todos, tengo un talento y
que debo cultivarlo y disfrutarlo, pues ella será la herramienta para afrontar
la vida y me sacara adelante, haciéndome especial para todos. Que nadie me tiene que programar mi destino, pues es decisión de uno el forjarla, que no existe miserias y necesidades que me limiten, pues toda la vida es inspiración y oportunidad, y que lo más importante del vivir
es ser feliz, sin rencores ni envidias.
Quisiste que sea un hombre feliz y lo lograste, pues comprendí la felicidad a tu lado, desde que me tuviste recién nacido en tus brazos, con aquellos toscas caricias, con las cálidas y rudas competencias de vencidas, con esos cuentos y poemas que leíamos juntos en tu tiendita que me llevaban a un mundo mágico en algunas oportunidades y en otras tan reales y crudas, que hacían que forjara mi conciencia y mis convicciones, y que aun los llevo en mi mente a través de tu voz, que se impregna en todos mis sentidos, y las largas conversaciones de filosofía, política y economía que teníamos en mi juventud, hasta que el tiempo poco a poco se fue llevando tu voz dándote una tierna sordera que sabias disimular con picardia, pues siempre ante mi te mostrabas fuerte e inquebrantable, aunque que tu cuerpo cada día se hacia mas frágil
Quisiste que sea un hombre feliz y lo lograste, pues comprendí la felicidad a tu lado, desde que me tuviste recién nacido en tus brazos, con aquellos toscas caricias, con las cálidas y rudas competencias de vencidas, con esos cuentos y poemas que leíamos juntos en tu tiendita que me llevaban a un mundo mágico en algunas oportunidades y en otras tan reales y crudas, que hacían que forjara mi conciencia y mis convicciones, y que aun los llevo en mi mente a través de tu voz, que se impregna en todos mis sentidos, y las largas conversaciones de filosofía, política y economía que teníamos en mi juventud, hasta que el tiempo poco a poco se fue llevando tu voz dándote una tierna sordera que sabias disimular con picardia, pues siempre ante mi te mostrabas fuerte e inquebrantable, aunque que tu cuerpo cada día se hacia mas frágil
Hoy te lloramos querido viejo, pero sé que mañana estarás con
nosotros y nos regocijaras con tu espíritu, pues serás para todos, nuestro
ángel, y la energía inmortal que siempre nos dará el empuje para salir
adelante.
Siempre estarás presente Oswaldo Hurtado